viernes, 11 de diciembre de 2015
Santa Rita, Cascia
La mujer como heroína
RITA
Rita, Margherita Lotti, (1381-1457), italiana, monja agustina, santa y patrona de lo imposible y, en especial de los problemas entre cónyuges. Casada a los 14 años con un hombre pendenciero que acabó muerto por sus enemigos en una emboscada. Rita tuvo mellizos que murieron jóvenes, lo cual facilitó su entrada en el convento a los 36 años. Su vida ejemplar dedicada a Dios y su entrega al pueblo la han relacionado con varias leyendas y símbolos que portan su icono. Una pequeña astilla sobresale de su frente en su efigie como símbolo de la corona de espinas que Cristo le entregó como estigma divino que llevó y sufrió hasta su muerte. Otro símbolo son las rosas, que florecen en invierno, lo imposible, como prueba del amor de Cristo hacia ella. Y las abejas blancas que rodearon su cuna después de su bautismo. Doscientos años después de su muerte, estas abejas blancas salen en Semana Santa y permanecen en los muros del monasterio hasta el 22 de Mayo, festividad de Santa Rita. La devoción a sus restos, los milagros que le atribuyen y los casos imposibles que resuelve, hacen que sea una santa muy visitada y venerada en su monasterio de Cascia, como lo son las imágenes de la santa en todas las iglesias de agustinos del mundo, completamente cubiertas de exvotos y velas. Y doy fe como monaguillo que fui de una de estas iglesias y buenas propinas que recibí por encender velas que ponía en el mejor sitio de su altar.
miércoles, 9 de diciembre de 2015
Alejandra Romanov, zarina
La mujer como heroína
ALEJANDRA
La última zarina, Alejandra Romanov, cruelmente abatida a los 46 años, junto a su esposo, el zar Nicolás II, y sus cinco hijos, cuatro chicas y un chico, por un comando bolchevique, en Junio de 1918, en Ekaterimburgo, a 1.800m kms. de Moscú. Así de simple.
Alejandra, alemana de nacimiento e inglesa de educación, se dedicó en cuerpo y alma a Rusia desde su coronación, aunque gran parte del pueblo ruso no lo juzgara así. Hermosa en su coronación, los partos y su naturaleza hipocondríaca la ajaron pronto. Para curar a su hijo, Alexis, hemofílico, desahuciado por la medicina de la época, cayó en manos de santones, y en especial en el monje Rasputín, que la alejaron de la realidad de la medicina y de los hospitales que atendía siempre con gran entrega. Su abuela Victoria de Inglaterra era su ejemplo que no supo realizar en su país al no ser entendida por un pueblo con enormes carencias para sobrevivir. La Revolución de Octubre acabó con su reinado y su familia cuando el zar fue depuesto y deportado, y finalmente masacrados sin ningún miramiento.
Tras la caída del régimen soviético, desde 1998 los restos de la familia reposan en la Catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo.
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