La mujer como heroína
ENRIQUETA
Enriqueta Contreras, granadina, bellísima, hija de un albañil.
Con 14 años el pintor inglés Apperley (George Owen Wynne Apperley, 1884-1960),
se enamora de ella, convirtiéndola en su musa modelo y esposa más tarde.
Apperley estuvo casado antes, pero, seducido por el Mediterráneo, se traslada a
España, y a partir de 1916 se queda en
Granada hasta 1932, y se traslada a Tánger. temeroso por sus ideas políticas, y es ya después de nuestra contienda cuando acude con
frecuencia a su estudio de la Placeta de S. Nicolás. Málaga lo
nombra, en 1951, Académico de Honor de S.
Telmo, a raíz de su exposición en la Sociedad Económica de Amigos del
País. Enriqueta es su inspiración y la inmortalizará en numerosos cuadros y desnudos no exentos de sensualidad, en muchos de ellos bajo el austero aspecto
de vírgenes, santas y enlutadas en mantillas. Algunas de sus obras nos recuerdan la estética
pictórica del cordobés Julio Romero de Torres. La mujer granadina y la Granada moruna y
gitana, de calles y paisajes, impregnó la obra pictórica de este gran pintor romántico.
Pero Enriqueta, aquella chavala que, asomada a su portal de Cuesta de Gomérez, veía, a menudo, al pintor bajar desde la Puerta de las Granadas, hizo cautivar su talento pictórico para el resto de su vida, haciéndola compañera y modelo excelsa.
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