miércoles, 9 de diciembre de 2015

Alejandra Romanov, zarina



La mujer como heroína

ALEJANDRA
La última zarina, Alejandra Romanov, cruelmente abatida a los 46 años, junto a su esposo, el zar Nicolás II, y sus cinco hijos, cuatro chicas y un chico, por un comando bolchevique, en Junio de 1918, en Ekaterimburgo, a 1.800m kms. de Moscú. Así de simple.

       Alejandra, alemana de nacimiento e inglesa de educación, se dedicó en cuerpo y alma a Rusia desde su coronación, aunque gran parte del pueblo ruso no lo juzgara así. Hermosa en su coronación, los partos y su naturaleza hipocondríaca la ajaron pronto. Para curar a su hijo, Alexis, hemofílico, desahuciado por la medicina de la época, cayó en manos de santones, y en especial en el monje Rasputín, que la alejaron de la realidad de la medicina y de los hospitales que atendía siempre con gran entrega. Su abuela Victoria de Inglaterra era su ejemplo que no supo realizar en su país al no ser entendida por un pueblo con enormes carencias para sobrevivir. La Revolución de Octubre acabó con su reinado y su familia cuando el zar fue depuesto y deportado, y finalmente masacrados sin ningún miramiento. 
     Tras la caída del régimen soviético, desde 1998 los restos de la familia reposan en la Catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo.

                                            

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