viernes, 12 de febrero de 2016

Cristina de Suecia

La Mujer como heroína
CRISTINA
Sébastien Bourdon (1654)

Cristina de Suecia (1626-1689). Un patito feo, pero luminosa estela cultural de la realeza sueca. De adolescente ya vestía y se comportaba como hombre. Con 24 años se la corona reina, aunque de hecho lo fuera desde los seis, pero pronto se cansa de serlo oficialmente, abdicando de forma palmaria y abandonando, en 1654,  el trono sin revelar la causa de su decisión. Amor? Estuvo prendada y embelesada con su ayuda de cámara y prima, Ebbe “la bella”, o ¿lo fue por sufrir de su sequedad física para dar herederos? Es cierto que también tuvo amoríos con hombres y mujeres, según cuentan las crónicas. Greta Garbo, otra mujer de tendencia homosexual, borda su perfil, aunque lo enmascara con su devaneo con el entonces embajador de España,  Antonio Pimentel de Prado, en la película del mismo nombre de 1933. Pero, lo cierto es que Cristina ha dejado huella en la cultura europea, con su merecido título de la Minerva del Norte y por su conversión al catolicismo, lo cual no perdonaron sus paisanos suecos. Estocolmo y Upsala vivieron una época de esplendor cultural auspiciado por Cristina, como lo  hizo, más tarde,  en Roma, después de abdicar y en todas aquellas ciudades de Europa en las que vivió y se le dio asilo y protección. Descartes, Scarletti, Corelli y Bernini gozaron de su mecenazgo, al igual que el Museo del Prado se vio favorecido con muchas de sus donaciones de pintores, con cuadros de Durero y Bourdon, entre otros. Sus restos descansan en la Basílica de S. Pedro de Roma. 
Jörger Von Tollet (1657)


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